jueves, 24 de febrero de 2011

La Novedad del día es el comienzo de la eternidad


Sentada en el Jardín, contemplando, me cruzó ésta imagen:

“Estaba Nathanael bajo la higuera, largo pasaban las nuebes del fin del verano, dejando ver en pequeños retazos el sol que asomaba. Y cuando el sol asomaba, el corazón de éste Israelita saltaba, en él una pregunta se alzaba, ¿cuándo será el día? ¿Cuándo vendrá la hora? ¿Cuándo vendrá el Instante? En ese momento su amigo se asoma, con la novedad del día, ven con nosotros hemos encontrado al Mesias. Más luego del Maravilloso encuentro con el Maestro, el vero Israelita viendo a su amigo le responde: la novedad del Día, mi amigo, es el comienzo de la eternidad.”

viernes, 4 de febrero de 2011

El concepto de entropía




Ayer mientras caminaba por el Jardín, escuchando Yesterday, recordé algo que con la ayuda de mi amiga Simone he venido reflexionando gran parte de este verano: LA ENTROPIA
Dice Simone Weil: "Todos los movimientos naturales del alma se rigen por leyes análogas a las de la gravedad física. La única excepción la constituye la gracia. Siempre hay que esperar que las cosas sucedan conforme a la gravedad, salvo que intervenga lo sobrenatural." Reflexionando sobre eso podemos ver que no es solo la gravedad, que tirándonos hacia abajo, afecta nuestra vida; sino que ademas tenemos nuestra propia entropía, que poco a poco nos va desgastando. Dice la canción de John:
"Suddenly, I'm not half the man I used to be,
there is a Shadow hanging over me
oh Yesterday came suddenly"
a medida que va pasando el tiempo nuestro concepto de entropía se va haciendo mayor, el desorden que llevamos dentro, o la herida del pecado original, va creciendo, poco a poco, lo que antes salía al instante, ahora ya casi no sale; si antes rezar todas las mañanas salía automático, ahora esa misma automaticidad o se nos ha vuelto en contra, o ya no existe. Es así que llegamos al resultado que dice la canción, de repente ya ni somos la mitad de lo que antes eramos, y así la sombra de nuestra propia miseria cuelga sobre nosotros, como un recuerdo de como el tiempo pasado se ha convertido de repente... en pasado.
Sin embargo, este desorden que sufrimos en nuestra vida espiritual, es algo común :"Lo más que pueden acercarse a la constancia, por tanto, es la ondulación: el reiterado retorno a un nivel de que repetidamente vuelven a caer, una serie de cimas y cimas. Si hubieses observado a tu paciente cuidadosamente, habrías visto esta ondulación en todos los aspectos de su vida: su interés por su trabajo, su afecto hacia sus amigos, sus apetencias físicas, todo sube y baja. Mientras viva en la tierra, períodos de riqueza y vitalidad emotiva y corporal alternarán con períodos de aletargamiento y pobreza. La sequía y monotonía que tu paciente está atravesando ahora no son, como gustosamente supones, obra tuya; son meramente un fenómeno natural que no nos beneficiará a menos que hagas buen uso de él." Y así nos pasa el enemigo que como león rugiente anda buscando a quien devorar, aprovecha nuestra entropía atacándonos, en un punto elevado de ella para luego hacerla llegar al máximo.
Pero, a todo esto, no hay que olvidarnos que la entropía es un concepto derivado de la teoría de la información, y mientras que en la naturaleza puede ayudar a predecir variables en el comportamiento de un fenómeno, a nosotros nos puede ayudar, (el tomar conciencia de nuestro desgaste), a prevenir mayores daños en nuestra alma. ¿Cómo? Bueno la respuesta la da Simone:
"La única excepción la constituye la gracia. Siempre hay que esperar que las cosas sucedan conforme a la gravedad, salvo que intervenga lo sobrenatural" A veces, Esceptica tiene razón, es Dios el que debe intervenir. La parte que está a nuestro alcance es la de los sacramentos y la de la oración (como ya habiamos visto en el post anterior). Cualquier canal de la gracia ayuda a prevenir que nuestro concepto de entropía aumente; cuanto más cerca de Dios estemos, cuanto más familiarmente lo tratemos (esto incluye hacerle planteos), más disminuye en nosotros la entropía.
Si no vivimos como si Dios es terminaremos siendo sin ser... o sea en un concepto de máxima entropía, pues lo que se emprende por las propias fuerzas del hombre sin Dios, termina por caerse, gracias a nuestra famosa... Entropía.