miércoles, 24 de diciembre de 2008

El primer regalo de Navidad


¿Cuànto sabemos o cuànto recordamos acerca de esta fiesta?¿Somos conscientes detras las sidras, los regalos y las alegres ceremonias de lo que en esta fecha se conmemora?

Yo tengo sinceramente mis dudas. Ayer veìa a la gente en misa y me preguntaba cuantos de ahì y si incluso yo era consciente de lo que habia pasado hace 2000 años, la verdad que me daba la sensaciòn de que ni yo era conciente de aquello, todo parecia envolverse en una atmosfera extrañamente alegre en la que el Salvador nada tenìa que ver pues Èl quedaba relegado por no ser lo suficientemente alegre, interesante, o divertido. Dice Edith Stein : "¿Por què se habrà convertido nuestra època en època àvida y, casi se podría decir, adicta a las celebraciones? ¿No es quizàs el peso opresivo de la miseria el que despierta el deseo de evadirse por un momento de la atmosfera gris y aplastante del presente, para calentarse un poco bajo el sol de dìas mejores? Una tal evasiòn representarìa sin embargo un modo esteril de celebrar nuestras fiestas y hemos de suponer que es un deseo màs profundo y sano si bien no siempre igualmente conciente, el que dirije las miradas al pasado." Sì, veia a mi alrededor gente sedienta de algo, de distintos milagros en sintesis gente sedienta de Magia, de algo que pusiera color en su vida. Pero no tornaban su mirada hacia el Señor de La Vida que en un magico milagro estaba uniendo el tiempo de su nacimiento con el nuestro, pues mientras nuestras miradas se dirijan al Instante que es la Eternidad todos los tiempos se unen en uno (recordemos que dice Simone Weil es la mirada la que salva). Ahì se suponìa que Dios se estaba haciendo hombre, pero al rededor lo que se hacia carne eran los regalos, y el banquete.

Por ello pensando en una vieja pelìcula de Hallmark, recuerdo su pregunta:

¿Cuàl fue el primer regalo de Navidad?

La respuesta: La navidad misma fue un regalo, pues "Puer natus est nobis, et filius datus est nobis, cujus imperium super humerum ejus et vocabitur nomen ejus, magni consilii Angelus.
Cantate Domino canticum novum quia mirabilia fecit. Gloria."
(Un niño nos ha nacido y un Hijo nos ha sido dado, el cual lleva sobre sus hombros el principado; y su nombre será Ángel del gran consejo). Dios mismo se ha hecho hombre para salvarnos. La historia màs grande jamàs contada empezò en un dìa como hoy, en una noche como èsta, y el Coro de los Àngeles nos invita a participar. ¿Responderemos a su llamada?

lunes, 15 de diciembre de 2008

Las Estrellas se hicieron para brillar


Mis queridos amigos:
Si bien me invitaron a hablar sobre Harry, cosa que hice en el post pasado, una de las Habitantes de Misselthwaite lo hizo y cien veces mejor, aquí les dejo el link al post de mi hermana mayor Ruth:
http://caminante-wanderer.blogspot.com/2008/12/el-problemita-de-dumbledore-by-ruth.html
Enjoy!
Cariños
Mary

martes, 9 de diciembre de 2008

No hay amor más grande...


A causa de la invitación de Jimmy, me puse a revisar algunas cosas del desván de la mansión,viejos recuerdos de viejos libros... de aquellas primeras épocas aún antes de mis tan amadas crónicas y aún después. Una de las primeras cosas de aquellos libros que había impresionado mi alma era la amistad... Allí los personajes corrían extrañas aventuras en pos de salvar su ciudad, el mundo o su propia vida, en una de estas aventuras, la pandilla termina enfrentándose a un Juicio por sus almas, en donde una de ellos por causa de sus muchos pecados termina siendo condenada. En ese instante los amigos deciden ofrecer sus vidas a cambio de la de ella y ¿qué sucede?

"-Hay una regla en nuestro libro-explicó presa de una gran agitación- si dos o más personas ofrecen sus vidas en nuestra corte para salvar la de otra, todos deben quedar en libertad. Esa regla nunca ha sido puesta en práctica antes, pero ni el juez ni el jurado tiene autoridad para derogarla.(...)"
Sin embargo, aquél demonio se equivocaba aquella regla, sí se implementó, puesto que es figura de una mucho mayor : "Nadie puede tener amor más grande que dar la vida por sus amigos"(Jn. 15, 13). Ese amor es tan grande que recubre a aquellos por los cuales se ha entregado la vida. Una imagen de este principio, es la historia narrada en los 7 libros de Harry Potter, pero que sobre todo toma su cariz más fuerte en el 7mo y último libro:

"¡Protego! - rugió Harry, el hechizo de escudo se expandió en medio del Salón, mientras Voldemort miraba a su alrededor buscando la fuente del hechizo, al mismo tiempo que Harry se quitaba la capa invisible. EL grito, las ovaciones salieron de todas partes: ¡Harry! ¡Esta vivo!, y fueron coreadas al unísono. La multitud tenía miedo y un silencio cayó abruptamente mientras Harry y Voldemort se miraban, y comenzaron al mismo tiempo a caminar en círculos alrededor del otro.
- No quiero que nadie más ayude - dijo Harry en voz alta, y en el silencio reinante su voz fue como la del llamado de una trompeta. – Así debe ser, debo ser yo – Voldemort siseo.
- Potter no quiere decir eso – dijo, con sus ojos rojos a medio abrir, - Esta no es la forma en la que trabajas, ¿verdad?, ¿A quien vas a usar de escudo hoy Potter?
- A nadie – dijo Harry simplemente- No hay mas Horcruxes, - Somos sólo tu y yo, uno no puede sobrevivir mientras el otro este, uno de nosotros esta a punto de marcharse para siempre
- ¿Uno de nosotros?- dijo Voldemort, todo su cuerpo se puso tenso y sus ojos rojos fijos, como una serpiente a punto de atacar, - Piensas que serás tu, ¿no es así? El niño que sobrevivió por accidente, y porque Dumbledor estuvo manejando los hilos.
- ¿Accidente, dices? ¿Cuándo mi madre murió salvándome? – preguntó Harry
Mientras seguían moviéndose en círculos, los dos, en un perfecto círculo, manteniendo siempre la misma distancia, y para Harry no existía ninguna otra cara que la de Voldemort, - ¿Accidente cuando decidí pelear en el cementerio?, ¿Accidente, que no me haya defendido esta noche y aun así haya sobrevivido y este de regreso para pelear?

- ¡Accidentes! - gritó Voldemort, pero aun no ataco, y la multitud estaba congelada, como si estuvieran petrificados, de miles en el salón, solo ellos dos respiraban. – Accidente , suerte y el hecho de que te hayas escondido detrás de grandes hombres y mujeres, permitiéndome matarlos antes que a ti –
- No mataras a nadie mas esta noche – dijo Harry mientras caminaban, mirándose directamente a los ojos, el verde en el rojo. – No podrás ser capaz de matar a nadie mas, ¿No lo comprendes? Yo estaba dispuesto a morir para evitar que los lastimaras.

- ¡Pero no moriste!
- Pero esa era mi intención, fue lo que hice, lo mismo que mi madre hizo, están protegido de ti, ¿no te has dado cuenta que ninguno de tus hechizos ha funcionado? No los puedes torturar, no los puedes tocar, No aprendes de tus errores ¿Verdad Riddle? –

- No te atrevas…"

No, desafortunadamente para Voldemort aquello no fue casualidad, como desafortunadamente para nuestro enemigo, la muerte de Cristo en la Cruz por nosotros tampoco lo fue; fuimos comprados y rescatados por un alto precio, se nos ha dicho, el precio de la sangre del Cordero. Y por Esa divina Sangre hemos sido marcados y protegidos contra la muerte, contra el pecado.
Sin embargo, a todo este principio del amor de entrega hay una condición que debe cumplir aquél por el cual se ha entregado, de parte de nosotros:"Vosotros sois mis amigos si hacéis esto que os mando" (Jn 15, 14) Cristo nos pide que permanezcamos en su amistad, para que así su sangre nos proteja y nos unja como a su propiedad. Es así que para participar del Sacrificio de Cristo y unirnos a su protección y Victoria, no se nos pide una renuncia a nuestra voluntad sino el uso y conformación de aquella a la Voluntad del Padre. Lo mismo sucedió allí en nuestra historia (obiviamente como figura de manera análoga y no igual), todo estubo dispuesto en la última batalla y se llamo a las 4 casas a luchar, no fueron todas sino muchas las que pelearon por el bien, y no fueron todos sino muchos los que fueron protegidas por el sacrificio de Harry, pues a nadie se lo salva ni se lo protege contra su voluntad, "Porque muchos son los llamados, más pocos escogidos"(Mt 22,14).

lunes, 1 de diciembre de 2008

El carnero en la Zarza

A menudo, me pregunto que habrá sido de aquellos personajes secundarios que nadie presta atención porque la reflexión central no está en ellos, sino como es debido y por sentido común en el personaje principal, por ejemplo, ¿qué habrá pasado con la meretriz de Santo Tomás? ¿Se habrá convertido luego de contemplar el atizador ardiente? Hoy paseando luego de la tormenta, disfrutando el fresco en el Jardín me encontré a mi misma contemplando uno de esos personajes, el carnero con los cuernos enredados en la zarza de la Historia de Abraham ¿Cómo es que llegó allí?¿cómo es que quedó enredado listo para el sacrificio?, creo tener la respuesta, o por lo menos adivinarla... me parece que la tarde del carnero habrá transcurrido algo así: El sol brillaba en el ocaso, "¡Qué brillo tan fuerte!" pensó el carnero, el viento soplaba en la montaña "¡Qué brisa más agradable!", y por último fue la altura de las cumbres lo que más su atención cautivó. Y sin pensar un minuto en su vida ,en cómo eran las cosas, hacia aquellas tres cosas se lanzó; al no poder de una alcanzarlas, todo su brío empleó y su enojo creció, creció tanto, que al ir en contra de la montaña el viento y el sol por no poder alcanzarlos, al zarzal con sus cuernos fue a parar. Como concluye la historia ya lo sabemos, pero qué es lo que a mi entender podemos sacar nosotros de esta historia Paralela es algo distinto. Nosotros somos aquel carnero cuando no comprendemos nuestra condición de ovejas, cuando maravillados por los dones divinos los queremos tomar por nuestra cuenta sin confiar en la providencia, y sin refrenar nuestras pasiones. Cada uno de nosotros sabe donde tiene su carnero escondido, cada uno sabe donde le dan sus pasiones o sentimientos, cada uno sabe en definitiva, como dice Platón, para donde nos tira nuestro caballo negro, lo importante es que ante la paradoja y la maravilla de la fe, ante los misterios de Dios, ante la vida sepamos con orden ir como Isaac confiando en su padre, pues sólo así siendo humildes como ovejas es que Dios nos podrá dar y tenernos misericordia.