miércoles, 28 de mayo de 2008

No hay mal que por bien no venga



Hoy caminando por el Jardín, cabis baja y sin darme cuenta de lo que habia mi alrededor, pues la niebla de la amargura me rondaba y me impedía ver el Sol, tropecé de repente con esta escena, un niño montado sobre su caballo al cual tal como a mi las fuerzas lo habian abandonado, y sin embargo en el momento que mas se quería dejar algo maravilloso le comenzó a sucerder:


"Y como estaba tan cansado y como no tenía nada en su estómago tuvo tal lástima de sí mismo que las lágrimas rodaron por sus mejillas.
Puso fin a todo esto un repentino sobresalto. Shasta descubrió que algo o alguien iba caminando a su lado. Estaba oscuro como boca de lobo y no pudo ver nada. Y la cosa (o persona) caminaba tan silenciosamente que apenas podía escuchar sus pisadas. Lo que podía escuchar era su respiración. Su invisible compañero parecía respirar a gran escala, y Shasta tuvo la impresión de que se trataba de una criatura enorme. Y se había dado cuenta de esta respiración en forma tan gradual que en realidad no tenía idea de cuánto hacía que la escuchaba. Fue un susto horrible.
Le vino a la memoria que había oído decir, hacía mucho tiempo, que había gigantes en esos países del norte. Se mordió los labios, aterrado. Pero ahora que tenía verdaderamente algo por que llorar, dejó de llorar.
La cosa (a menos que fuera una persona) iba a su lado en tal silencio que Shasta comenzó a ilusionarse de que fuera sólo su imaginación. Pero justo cuando ya estaba bien seguro de esto, de la oscuridad a sus espaldas surgió de súbito un profundo y sonoro suspiro. ¡Eso no podía ser imaginación! Como fuere, había sentido el cálido aliento de aquel suspiro en su fría mano izquierda.
Si el caballo hubiera servido de algo, o si él hubiese sabido cómo sacarle provecho a ese caballo, lo hubiera arriesgado todo en una escapada a pleno galope. Pero sabía que no podía hacer galopar a ese caballo. De modo que siguió al paso y el compañero invisible caminaba y respiraba a su lado.
Al fin no pudo soportar más.
-¿Quién eres? -dijo, casi en un susurro.
-Uno que ha esperado largo tiempo a que hablaras -dijo la Cosa. Su voz no era fuerte, sino muy potente y profunda.
-¿Eres... eres un gigante? -preguntó Shasta.
-Puedes llamarme un gigante -respondió la Voz Potente-. Pero no soy como las criaturas que tú llamas gigantes.
-No puedo verte -dijo Shasta, después de tratar desesperadamente de verlo. Entonces (pues se le había ocurrido una idea aún más terrible) dijo, casi en un alarido-: ¿No eres... no eres algo muerto, no? Oh, por favor, por favor ándate. ¿Qué mal te he hecho yo? Oh, soy la persona más desgraciada de todo el mundo.
Una vez más sintió sobre su mano y su cara el aliento tibio de la cosa.
-Ahí tienes -dijo-, eso no es el aliento de un fantasma. Cuéntame tus penas.
Shasta se sintió tranquilizado por su aliento, de modo que le contó que jamás había conocido a su verdadero padre o madre y que había sido criado con gran severidad por el pescador. Y después relató la historia de su huida y contó cómo habían sido atacados por leones y obligados a nadar para salvar sus vidas; y todos los peligros en Tashbaan y la noche que pasó en medio de las tumbas y cómo las bestias aullaban en el desierto. Y le contó del calor y la sed que sufrieron en su travesía por el desierto y cómo, cuando ya llegaban a su meta, otro león los atacó e hirió a Aravis. Y también, cuánto tiempo hacía que no tenía nada para comer.
-Yo no te llamaría desdichado -dijo la Voz Potente.
-¿No crees que fue mala suerte encontrarse con tantos leones?
-preguntó Shasta.
-Era un solo león -repuso la Voz.
-¿Qué quieres decir, por todos los cielos? Te acabo de decir que hubo por lo menos dos la primera noche, y...
-Había solamente uno; pero de pies muy ligeros.
-¿Cómo lo sabes?
-Yo era el león.
Y como Shasta se quedó boquiabierto y no dijo nada, la Voz continuó.
-Yo era el león que te obligó a juntarte con Aravis. Yo era el gato que te consoló en medio de las casas de la muerte. Yo era el león que ahuyentó a los chacales mientras tú dormías. Yo era el león que dio a los caballos renovadas fuerzas sacadas del miedo para los últimos metros que faltaban, a fin de que tú pudieras alcanzar al Rey Lune a tiempo. Y yo era el león, que tú no recuerdas, que empujó él bote en que yacías, un niño próximo a morir, para que llegase a la playa donde estaba sentado un hombre, insomne a la medianoche, que debía recibirte.
-Entonces ¿fuiste tú el que hirió a Aravis?
-Fui yo.
-Pero ¿para qué?
-Niño -dijo la Voz-, te estoy relatando tu historia no la de ella. A nadie le cuento otra historia que no sea la propia.
-¿Quién eres tú?
-Yo mismo -dijo la Voz, en tono profundo y bajo que hizo estremecer la tierra; y repitió-: Yo mismo -fuerte y claro y con alegría; y luego por tercera vez-: Yo mismo -susurró tan suavemente que apenas podías escucharlo, y aún así el susurro parecía salir de todas partes a tu alrededor como si las hojas susurraran con él.
Shasta no volvió a temer que la Voz perteneciera a algo que pudiera comérselo, ni que fuera la voz de un espectro. Pero lo recorrió una nueva y diferente clase de temblor. Y sin embargo, también se sentía contento.
La bruma perdía su negrura y se volvía gris, y de gris pasó a blanco.
Debió haber comenzado a suceder hacía rato, pero mientras él hablaba con la Cosa no se había dado cuenta de nada más. Ahora la blancura que lo rodeaba se transformó en una brillante blancura; sus ojos empezaron a parpadear. En alguna parte más adelante podía oír cantos de pájaros.
Comprendió que la noche moría por fin. Podía ver las crines y las orejas y la cabeza de su caballo con toda claridad. Una luz dorada, que venía de la izquierda, cayó sobre ellos. Pensó que era el sol.
Se volvió a mirar y vio, paseándose a su lado, más alto que el caballo, a un León. El caballo parecía no temerle, o bien sería que no lo podía ver.
Era del León que provenía la luz. Jamás nadie ha visto nada tan terrible o tan hermoso.
(...)
El Gran Rey sobre todos los reyes avanzó hacia él. Su melena, y algún extraño y solemne perfume que impregnaba su melena, envolvían totalmente a Shasta. Tocó su frente con su lengua. Shasta levantó la cabeza y sus ojos se encontraron. Entonces, en un instante, el pálido brillo de la luna y el feroz brillo del León se enrollaron como una madeja en un remolino glorioso y se fundieron en uno y desaparecieron. Shasta estaba solo con el caballo en una ladera cubierta de hierba bajo un cielo azul. Y los pájaros cantaban."


lunes, 26 de mayo de 2008

Adios Susana



Hoy es un día de lluvia, silencioso y gris en Misselthwaite, la puerta quedó abierta luego de que Susana decidiera partir, como una forma de rebelarse...Pero... ¿rebelarse de qué?, ¿De la vida en este precioso Jardín lleno de tesoros? Decidió irse a la ciudad de la Nada, ansiosa por sentir allí la brisa de la nausea y mientras la veo marcharse a lo lejos escribo estos versos con el corazón en la mano y una pregunta en la en la boca: ¿volverá?




Cuando todo te lleva a decir que no ¿qué es?
Cuando las cosas te dan ganas de decir basta ¿Qué pasa?
¿No será que tienes el yugo muy atado a tus pies?

Cuando todo se disfruta, pero no todo alcanza
Y se necesita, hasta aquello que no hace bien.
¿No será que tienes el yugo muy atado a tus pies?

Pero, ¿Dónde esta la pesadez del yugo?
¿Dónde está, siquiera, el mismísimo yugo?

Demasiada regla, sin Razón
Demasiado modo, sin Amor
Te hacen tirar la toalla.

¿Acaso no comprendes que
la carga sin Amor aplasta,
y el yugo sin Razón mata?

Rebélate si quieres, pero Ama
Rebélate si quieres, pero Razona
No te dejes matar por aquello
Que antiguamente te impusiste

Si quieres libérate; Si quieres brilla,
Pero si lo haces, Que tu libertad
Sea en la Luz infinita
Y que tu resplandor provenga de allí.

Solo entonces, completamente, así
Llegando a ser quién eres, Te habrás Revelado















jueves, 22 de mayo de 2008

A Dios por la belleza



El lunes cansada de caminar y deambular por la ciudad, escuchando en su ruido las 100 menaras de cómo hacer las cosas simples complicas, volví a mi querido Jardín y me encontré con una sorpresa, en el esperándome se encontraba una muy querida amiga francesa recién llegada de la ciudad. Al verme cavis baja, con una sonrisa amable y cálida en sus labios me preguntó:
-¿Pequeña que es lo que pasa?
-Nada nuevo querida Simone, no encuentro en tanto sistema la belleza del mundo. Sólo me pierdo entre definiciones de definiciones, términos de términos, que conducen solamente a una x vacía, pero no a lo que realmente importa.-dije ensimismada
Ah! justamente pequeña has dado en la tecla, la belleza.... ¡eso es lo importante!- dijo con una sonrisa tierna en el rostro y una mirada enamorada en los ojos.-Justamente hace un tiempo, antes de que nacieras, paseando por este bello Jardín a la Luz de la primavera, escribí algo que te podría ayudar a levantar el ánimo y la mirada hacia lo que realmente importa.- Y al decir esto último sus bellos ojos marrones se perdieron detrás de sus redondas gafas otra vez en un ensueño amoroso.
Cuando volvió en sí, me entregó un pequeño cuaderno viejo y derruido en el cual leí:
"Y sin embargo en nuestra época(...) la belleza del mundo es casi la única vía por la cual se puede dejar que Dios penetre. (...) El sentimiento de lo bello aunque mutilado deformado y manchado, permanece irreductible, en el corazón del hombre como un móvil poderoso. Está presente en todas las preocupaciones de la vida profana. Si se lograra hacerlo autentico y puro, transportaría en conjunto toda la vida profana a los pies de Dios, haría posible la total encarnación de la fe.
Por otra parte, en general la belleza del mundo es el camino más común, más fácil y más natural. Así como Dios se precipita en toda alma apenas se entreabre para amar y servir a través de ella a los desgraciados, así también se precipita para amar y admirar la belleza sensible de su propia creación.Pero lo contrario es aún más verdadero. La inclinación natural del alma a amar la belleza es el ardid más frecuente que Dios usa para abrirla al soplo de lo alto.Fue el ardid en el que cayó Coré. El perfume del narciso hacía sonreír al cielo entero en lo alto, y la tierra entera, y todo el oleaje del mar. Apenas la pobre muchacha tendió la mano fue aprisionada por la trampa. Cayó en manos del Dios vivo. Cuando salió, había comido el grano de la granada que la ataba para siempre. Ya no era virgen, era la esposa de Dios.
(...) De todas maneras hay que tener fe en que el universo es bello en todos los niveles, y más generalmente en que su plenitud de belleza se encuentra en relación con la estructura corporal y psíquica de cada uno de los seres pensantes que de hecho existen y de todos los seres pensantes posibles. ésta concordancia de una infinidad de bellezas perfectas es lo que constituye el carácter trascendente de la belleza del mundo. No obstante lo que experimentemos de esta belleza ha sido destinado a nuestra sensibilidad humana.
La belleza del mundo es la cooperación de la sabiduría divina en la creación. "Zeus ha terminado todas las cosas-dice un verso órfico-, y Baco les ha dado remate". Este dar remate es la creación de la belleza. Dios ha creado el universo, y su Hijo, nuestro hermano primogénito, ha creado su belleza para nosotros. La belleza del mundo es la sonrisa de ternura de Cristo para nosotros a través de la materia. Está realmente presente en la belleza universal. El amor a esta belleza procede de Dios, que ha descendido en nuestra alma y va hacia Dios presente en el universo. Es también como un sacramento."




sábado, 17 de mayo de 2008

Vengador no es Salvador


El otro día, saliendo a caminar por el Jardín me encontré con las ruinas de lo que habría parecido ser una antigua capilla. Guardando la entrada estaba la estatua de Orestes, y en el interior la cruz de Cristo, como nunca la había visto, pues llevaba en sí todas las ruinas de su sacrificio. Quedé sentada en los bancos medio derruidos; medio a la luz del día, medio a la sombra de la ruinas y allí empecé a pensar:

No necesariamente un vengador es un Salvador, más bien no lo son. Ambos son tipos de héroes, es cierto... sin embargo mientras el vengador busca cobrar y en algún sentido accidental rescatar, su misión no va más allá que la de un acreedor, en todo caso un comerciante de la justicia a secas que se olvida de la misericordia. En cambio el Salvador rescata en su plenitud, no buscando el pago de lo debido (pues el que le debe es justamente al que rescata), sino que la elevación del oprimido, del prisionero. Éste no busca la justicia a secas, sino que uniéndola a la misericordia su labor es la de médico: cura y restituye la salud no exigiendo un pago de vuelta a la enfermedad, sino que devuelve la salud.


No es la injusticia del hombre la que debe ser vengada, sino su miseria la que debe ser rescatada.


En eso un hermoso gran danés se apareció entre las ruinas y empezó a señalar a la cruz de Cristo moviendo su cola de alegría con ladridos de animo ansioso. Sus ladridos me hicieron recordar el siguiente texto:

"¡Y el cristianismo entonces! La lección que enseña es que ese individuo, como todo individuo -por lo demás no importa quien, marido, esposa, criada, ministro, comerciante, barbero, rata de biblioteca, etc...-, es que ese individuo existe en presencia de Dios, que ese individuo, que quizás estaría orgulloso de haber hablado por lo menos una vez en su vida con el rey, ese mismo hombre que ya sería alguien para entablar amistad con tal o cual, ese hombre está en presencia de Dios, puede hablar con Dios cuando quiere, con la seguridad de ser escuchado siempre que hable, ¡y es a él a quien se ofrece vivir en la intimidad de Dios! Incluso más aún: es por ese hombre, también, para quien Dios ha venido al mundo, se ha dejado encarnar, ha sufrido y murió; y es ese Dios de sufrimiento quien casi le ruega y le suplica que quiera aceptar ese socorro, ¡que es una ofrenda! En verdad si algo existe en el mundo capaz de hacer perder la razón, ¿no es eso precisamente? Quien no se atreva a creerlo, por carencia de humilde coraje, se escandaliza. Pero si se escandaliza, es que la cosa es demasiado elevada para él, que ella no puede entrar en la cabeza(...)"

miércoles, 14 de mayo de 2008

Perseo y Medusa


Hoy caminando en el bello día otoñal por el Jardín me encontré con la estatua de Perseo y recordando su historia me empecé a preguntar:

¿Cuál es el secreto de Perseo?, ¿Cómo es que pudo derrotar a la terrible gorgona que a todos petrificaba?,¿Fue acaso el escudo?, ¿o fue la espada?, ¿acaso fue la fuerza del héroe mayor al terrible poder de aquel monstruo?No, ninguna de esas cosas, fue la confianza en la misión que le dieron los dioses. Fue la confianza lo que le fallo a cada uno de los que intentaron vencer al monstruo y acabaron petrificados, pues no resistieron, no confiaron y vieron cara a cara al miedo, vieron cara a cara a la indigencia frente a tal poder que todo lo petrificaba, y acabaron hechos piedra. En cambio Perseo armado con el Escudo de la Confianza y la espada de la Fe fue el único que no se creyó capaz de enfrentarse directo a la mirada de la gorgona, y así sabiéndose pequeño y aún viéndose tentado a mirar de frente al miedo no lo hizo y fue capaz de vencer el reto y cortar la cabeza del miedo mismo. Pues sólo aquél que se sabe pequeño y confía, es aquel que en virtud de una fuerza mayor a él mismo puede vencer aquello que sólo nunca podría haber hecho.

lunes, 12 de mayo de 2008

Arbor crucis


Hoy caminando por el Jardín en compañía de una amiga, encontré un árbol maravilloso, que parecía estar escondido, pero que a la vez (¡oh bendita paradoja!) siempre había estado a la vista. En él se encontraba escrito:



"Ser Cristiano significa paradoja, significa aceptar y renunciar a la vez a la naturaleza, ver la razón y la justicia y renunciar a ella en pos de la fe. Es aceptar que se tiene la capacidad pero a la vez bajar la cabeza para aceptar la cruz. Significa mas que nada renunciar al dolor sabiendo que se lo tiene para que este sea curado; pues ser cristiano significa darlo todo en la Cruz incluso aquello que nos duele propiamente. Es así que el dolor ya no nos pertenece, sino que le pertenece a Él, que sufrió en máxima medida por nosotros.


En conclusión la única manera de no ser cristiano es adueñándose de el dolor, la naturaleza y la razón para uno hasta que no quede nada de sí. Luego el camino se divide entre devenir Cristiano y auto destruirse"




domingo, 11 de mayo de 2008

La bienvenida




Doy la bienvenida a Misselthwaite Mannor y a su Jardín escondido en los páramos de la bella Inglaterra. Lamento desilusionar a los fanáticos del Libro o de la Película que hayan entrado esperando encontrar cosas de ella, aquí solo se tomará una idea del libro, la de redescubrir y contemplar las cosas, que están esperando a ser encontradas y que están vivas aunque se piense lo contrario; contemplar en esta luz de invierno el despertar de la Primavera, por medio de la realidad que se cree muerta o inexistente, pero que en verdad solo espera a aquellas personas para las cuales lleva el mensaje de la primavera renaciente de esta maravillosa creación.


Los invito a que se queden en esta mansión que tiene muchas puertas y habitaciones, pero sobre todo los invito a pasear por el Jardín escondido de la creación a maravillarse y asombrarse de toda ella y de su Creador que pensó cada una de las cosas de manera que podamos nosotros estar y contemplar su gloria.


Sin más que un abrazo a mi amiga Ruth que me dio el empujoncito de hermana que necesitaba


me despido hasta que el Sol vuelva a salir en el bello Jardín para volver a escribir.

La Soledad


Pero, ¿qué es la Soledad? Esa sombra aterradora que ante nosotros se presenta, pero que a la vez puede ser el secreto mismo de la Divinidad. He aquí otro misterio de la vida, he aquí otro secreto profundísimo; el cual consiste en que para amar uno debe saber estar con uno mismo y luego por ende abrazar la soledad. Qué cosa más contradictoria, en ella se pueden condensar los momentos de angustia más oscuros, y a la vez ella puede ser el lugar de la dicha más hermosa, pues sólo en ella tocamos las más altas cumbres o las más oscuras profundidades. Sólo en ella es que podemos contemplar, pero sólo en ella es que podemos desesperar.

¿Qué secreto terrible, cual espada de dos filos conlleva el estar solo? En verdad no lo sé, sólo sé que la soledad es una tierra que con sus cumbres, alturas y valles la debo aprender a pasar; quizás ahí encuentre el secreto, quizás allí encuentre al Dios escondido que nunca nos deja, aun cuando estamos solos, pues toda la creación es de Él imagen; y al ser Él amor nunca nos abandona. El asunto es aprender a encontrarlo no sólo cuando se ve en los demás, sino en las mismas profundidades de esa tierra que es la Soledad.