miércoles, 23 de junio de 2010

De Antigona a Sir Thomas More

Muchas cosas hay para pensar, sobre todo de admirarse:


5 comentarios:

Ruth dijo...

Hay una película muy buena, en mi opinión, de Santo Tomás Moro: A Man for All Seasons. En castellano la traducen como Un hombre para la eternidad o Un hombre de dos reinos. Diálogos excelentes, al igual que las imágenes y la música.

Busqué el video en youtube en inglés, pero no lo encuentro ni con ni sin subtítulos... :(

Lo dejo en castellano: http://www.youtube.com/watch?v=ytG9AdjEr88

Anónimo dijo...

Sí, es excelente esa película! creo que la tengo en video (je, je, por lo que no se puede ver, xq ya nadie tiene video). Pero tal vez la puedo conseguir en dvd.

Te aviso, Mary, por si no la viste aún.

Y además, el inglés es lindísimo!

Gracias a las dos.

Anonymous3

Mary Lennox dijo...

Si esa tengo ganas de verla ya van varias veces que me la recomiendan.
Lo que me llamò la atenciòn de esta serie(The Tudors), es lo bien retratados que estan Tomàs Moro y Juan Fisher. Sin contar los caprichos del rey.
Saludos
Mary

fabianarmilio@yahoo.com.ar dijo...

Me pongo totalmente en manos de Dios con absoluta esperanza y confianza

De una carta de santo Tomás Moro, escrita en la cárcel a su hija Margarita

Aunque estoy bien convencido, mi querida Margarita, de que la maldad de mi vida pasada es tal que merecería que Dios me abandonase del todo, ni por un momento dejaré de confiar en su inmensa bondad. Hasta ahora, su gracia santísima me ha dado fuerzas para postergarlo todo: las riquezas, las ganancias y la misma vida, antes que prestar juramento en contra de mi conciencia; hasta ahora, ha inspirado al mismo rey la suficiente benignidad para que no pasara de privarme de la libertad (y, por cierto, que con esto solo su majestad me ha hecho un favor más grande, por el provecho espiritual que de ello espero sacar para mi alma, que con todos aquellos honores y bienes de que antes me había colmado). Por esto, espero confiadamente que la misma gracia divina continuará favoreciéndome, no permitiendo que el rey vaya más allá, o bien dándome la fuerza necesaria para sufrir lo que sea con paciencia, con fortaleza y de buen grado.

Esta mi paciencia, unida a los méritos de la dolorosísima pasión del Señor (infinitamente superior en todos los aspectos a todo lo que yo pueda sufrir), mitigará la pena que tenga que sufrir en el purgatorio y, gracias a su divina bondad, me conseguirá más tarde un aumento premio en el cielo.

No quiero, mi querida Margarita, desconfiar de la bondad de Dios, por más débil y frágil que me sienta. Más aún, si a causa del terror y el espanto viera que estoy ya a punto de ceder, me acordaré de san Pedro, cuando, por su poca fe, empezaba a hundirse por un solo golpe viento, y haré lo que él hizo. Gritaré a Cristo: Señor, sálvame. Espero que entonces él, tendiéndome la mano, me sujetará y no dejará que me hunda.

Y, si permitiera que mi semejanza con Pedro fuera aún más allá, de tal modo que llegara a la caída total y a jurar y perjurar (lo que Dios, por su misericordia, aparte lejos de mí, y haga que una tal caída redunde más bien en perjuicio que en provecho mío), aun en este caso espero que el Señor me dirija, como a Pedro, una mirada llena de misericordia y me levante de nuevo, para que vuelva a salir en defensa de la verdad y descargue así mi conciencia, y soporte con fortaleza el castigo y la vergüenza de mi anterior negación.

Finalmente, mi querida Margarita, de lo que estoy cierto es de que Dios no me abandonará sin culpa mía. Por esto, me pongo totalmente en manos de Dios con absoluta esperanza y confianza. Si a causa de mis pecados permite mi perdición, por lo menos su justicia será alabada a causa de mi persona. Espero, sin embargo, y lo espero con toda certeza, que su bondad clementísima guardará fielmente mi alma y hará que sea su misericordia, más que su justicia, lo que se ponga en mí de relieve.

Ten, pues, buen ánimo, hija mía, y no te preocupes por mí, sea lo que sea que me pase en este mundo. Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que él quiere, por muy malo que nos parezca, es en realidad lo mejor.

Mary Lennox dijo...

Esa carta la leí para historia de la filosofía moderna y es hermosa.
Un grande era Sir Thomas.
Saludos
Mary