lunes, 21 de julio de 2008
El violinista en el tejado
Hoy a la vera del camino de regreso a Misselthwaite, me salio al encuentro un muy simpatico lechero, como el camino al principio era el mismo lo acompañé un buen trecho. Su expresión era la de aquél que habia estado pensando algo por mucho tiempo, al preguntarle que era lo que pensaba me dijo:
-Un violinista en el tejado.... suena algo loco no?
-La verdad que sí le contesté- bastante sorprendida por tamaña reflexión, buscando un techo y un violin a la vista de donde pudiera salir semenjante afirmación.
-Y sin embargo, cada uno de nosotros es como un violinista en el tejado, tratando de tocar nuestra pequeña y simple melodía de vida, sin perder el equilibrio y caer- dijo pensativo
-Si es cierto...- contesté tratando de mascullar semejante analogía.
-Y sin embargo, me podrias preguntar ¿cómo es que mantenemos el equilibrio para no caer? la repuesta es simple y se resume en una sola palabra: ¡Tradición!- Me dijo con un brillo, picaro en sus negros ojos.
- ¿Tradición?- le pregunté sin todavía comprender muy bien
- Si, tradición- me respondió aquel- gracias a ella es que sabemos quienes somos y que es lo que Dios espera de nosotros. Por ejemplo, es de tradición que la mujer use pollera y hombre pantalón- miro con mirada irónica hacia mis poco tradicionales vestiduras.
-Cierto- dije-¿pero cómo empezó aquella tradición?
Se quedó pensando dos minutos y luego de otra pauasa me dijo-¡No sé!
-Ah! mi querido amigo, he aqui la cuestión-le dije con entusiasmo ante tan interesante conversación- ¡El sentido de la tradición!, ciertas son las cosas que has dicho de ella, pero no si nuestra tradición no tiene un sentido, entonces será una simple y muerta tradición, una tradicíon traducida y no transmitida.
Como se quedara perplejo ante una objeción no objetada, quice explayarme un poco más ante aquel simple lechero, que habia descubierto el secreto del equilibrio en la vida diaria.
-Cada tradición empezó algún día y empezó ciertamente, por un motivo que es importante no olvidar, el recuerdo de Dios, la adecuación en el modo de vestir etc...-dije
-O sea que la tradición no es solo hacer las cosas porque las hacemos, pues es más comodo y simple para seguir, sino que ¿hay algo detras de aquella?- Dijo maravillado
-Si ciertamente, sin eso detras de aquella, la tradición se muere, se vuelve sola repetición sin sentido, y es en verdad que sin el sentido de la tradición que nuestras vidas se convertirian en tan movedisas y resbaladizas como la de un violinista tocando siempre sobre el tejado- le respondí.
Para este punto, el dialogo estaba tarminando, puesto que es de tradición detenerse al llegar al destino y yo habia llegado a casa. El buen lechero luego de decirme su nombre, Tobias, se despidió perdiéndose en el brilante Sol de medio día. Sin embargo no es para olvidar la tamaña lección que aquel vino a regalar, las tradiciones o son por algo o no son tradiciones.Y según entendamos esto en nuetras vidas es que comprendermos o no como mantener el equilibrio de éstas.
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2 comentarios:
Linda entrada. Y en general muy buen blog. Se nota el toque femenino. ¡Felicitaciones!
Estimado Cruz y Fierro desde ya muchas gracias!! Sea bienvenido a pasear por aqui cuanto quiera!!
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