jueves, 17 de julio de 2008

En la necesidad Para Dios todo es posible

Estimada amiga:
Desesperada me escribes desde el Jardín, ¿cómo luchar contra la necesidad?, ¿qué hacer cuando todo te dice que tiene, debe y seguirá siendo así? ¿qué hacer cuando la presión es tan grande que llegas a desvanecerte ante la incapacidad de Ser uno mismo? Mi respuesta es aguanta, resiste, confía y animate, pues para Dios todo es posible. Recuerda que "Hay, como se dice, una edad para la esperanza, o bien, asimismo, en una cierta época, en un cierto momento de la vida, se está o se estuvo, dícese, desbordante de esperanza o de posible.
Pero esto no es más que verborrea que no alcanza a lo verdadero: pues esperarlo todo y desesperar de tal cosa aún no es verdadera esperanza, ni verdadera desesperación.
El criterio es el siguiente: todo le es posible a Dios. Verdad de siempre y, por lo tanto, de cualquier instante.
Es un refrán cotidiano del cual se hace uso lodos los días sin pensar en él, pero la palabra no es decisiva más que para el hombre que se encuentra al fin de todo y cuando no subsiste ningún otro posible humano. Entonces, lo esencial para él consiste en si quiere creer que todo es posible para Dios, si tiene la voluntad de creer en ello. ¿Pero no es esta la fórmula para perder la razón? Perderla para ganar a Dios, es el acto mismo de creer. Supongamos a alguien en este caso: todas las fuerzas de una imaginación en el espanto le muestran temblando yo no sé de qué horror intolerable; ¡y es este horror el que le llega! En opinión de los hombres su pérdida es algo seguro... y, desesperadamente, la desesperación de su alma lucha por el
derecho a desesperar, por el contentamiento de todo su ser en instalarse en la desesperación;(...)
Así, pues, la salvación es el supremo imposible humano; ¡pero a Dios todo le es posible!
Este es el combate de la fe, que lucha como un demente por lo posible. Sin el combate, en efecto, no hay salvación. Ante un desmayo las gentes gritan: ¡Agua! ¡Agua de Colonia! ¡Gotas de Hoffman! Pero para alguien que desespera, se grita: ¡Lo posible! ¡Lo posible! ¡Sólo se lo salvará con lo posible! Un posible: y nuestro desesperado recobra el aliento, revive, pues sin posible, por así decirlo, no se respira. A veces el ingenio de los hombres es suficiente para encontrarlo, pero, al final, cuando -se trata de creer, sólo queda un único remedio: Todo es posible para Dios."
Esperando que mis palabras te hayan sido de ayuda se despide
Navegante

1 comentario:

Santopoco dijo...

Estimada Mary, no comentaré su post anterior como sugiere Natalio (es amigo; eso es lo que justifica, o al menos explica el elogio), tampoco éste (pero en algún lado debía poner el comentario).

Sólo quería decirle que quedé atrapado por la estética de su blog y por el sabor profundo -y casi evanescente- que imprime a las palabras. Todo favorece a pensar y a meditar (sin necesidad de que haya coincidencia de ideas; lo importante es que el ámbito y los disparadores son buenos).

Muchas gracias.

Suyo,

Stpc.