sábado, 9 de agosto de 2008

Estamos invitados a tomar el te...


En estos últimos días la pequeñez ha dado de que pensar dentro de los Confines de Misselthwaite, gente de todos y cada uno de los tamaños ha tocado a la puerta de la mansión casi como si cada uno saliera de distintos cuentos de hadas. En verdad cada diferente peregrino que ha tocado a la puerta me ha hecho pensar que ser chico no es exactamente lo mismo que ser Pequeño, y que ser adulto no es lo mismo que ser Grande. Hay una mágica diferencia entre estas palabras, atenta a los ojos de aquellos que al mirarlas con atención descubren, que un Grande puede ser pequeño y que un chico puede ser adulto. Es la diferencia que nos da en la cara, cuando percibimos que lo esencial es invisible a nuestros ojos, ya que sólo la candidez de un niño puede aceptar, el desafío de ver las cosas que no se ven, pues las cosas adquieren siempre para él la frescura de un juego, y la magia de un cuento. Quien llegare a confundir la niñez con ingenuidad se equivoca al pensar que la verdadera inteligencia, aquella que es la que esta destinada a intuir las cosas últimas y más grandes, es en realidad astucia. Piensa, que aquellos que logran captar el sentido de la realidad, son aquellos que son capaces de desentrañar el mecanismo oculto en ella, que son aquellos capaces de descubrir la trampa que yace detrás de todo aquello que se tiene a la vista. Y he aquí el error, pues en realidad la verdadera inteligencia, la verdadera sagacidad, esta en saber que como en un cuento o en un juego, lo esencial a los ojos invisible es, y que por este mismo principio hasta a veces el bien esta oculto, por el mismo hecho de su magnificente brillar. Esta sabiduría que es la de un Niño, sabe que todo es para bien de los que Aman a Dios, pues Dios es su Padre y ¿En qué puede desconfiar un niño de su padre, sabiendo que es un padre Bueno, mejor dicho que es la Bondad? Sólo un niño, entonces puede saber que una casa, dormitorio o Jardín, son bellos o bonitos, más allá de su costo en capital... y sólo un niño, además, puede saber que allá dentro se encuentra la tetera de porcelana que no se ve....

1 comentario:

Pablo dijo...

Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad;
sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.
(Sal 130, 1-2)

Feliz día para Mary y para todos aquellos que reconociéndose Pequeños buscan al Reino como niños!!