viernes, 2 de enero de 2009

¡Otra vez!


Pasados ya 11 días de este nuevo año que comienza el Jardín reabre sus puertas, y en este acto de reabrir, volvemos a descubrir algo nuevo y viejo a la vez. Ya hace 8 meses que el Jardín abrió sus puertas y nos hemos llegado, los habitantes y los lectores, a conocer. Tenemos esa sensación de que cuando andamos por estas paginas estamos en casa, pero a la vez compartimos la expectativa de qué tema nuevo vayamos juntos a tocar. Sí, yo también comparto esa expectativa aunque sea la que escriba (si bien, no siempre, esperemos que lo de Ruth se repita), y justamente de esa mezcla de familiaridad con expectativa sobre lo que quería en este comienzo de año hablar.
Empieza Chesterton Ortodoxia diciendo:"I have often had a fancy for writing a romance about an English yachtsman who slightly miscalculated his course and discovered England under the impression that it was a new island in the South Seas.” Aquél hombre llega a Inglaterra pensando que ha arribado al nuevo mundo, sin embargo es al viejo al que ha llegado. En muchos de sus escritos nuestro querido escritor Ingles juega con esta combinación entre lo nuevo y lo viejo y lo remarca como una característica esencial del Cristianismo, la religión que es nueva y vieja a la vez, nueva porque en ella reside la capacidad de asombrarnos todos del milagro de la Encarnación y vieja porque cuando desembarcamos en sus costas nos sentimos como en casa. Es en esta combinación de asombro y familiaridad donde se encuentra una de las llaves de entrada y de permanencia en la Fe. ¿A qué me refiero con ello? Si recuerdan el viaje a la Armonía, recordaran que tenemos tanto porteños como armonienses, que hay gente que arriba a la fe y otra que ya ha nacido en ella, unos tienen la tarea de permanecer y otros tienen la de llegar, y la clave para que ambos puedan lograr esas dos cosas es el unir el asombro y la familiaridad, el poder descubrir las cosas para volver a redescubrirlas “Podría observarse lo que quiero decir, por ejemplo en los niños, cuando descubren un juego o una broma que les proporciona especial alegría. Un niño se golpea rítmicamente los talones, a causa de un desborde y no de una carencia de vida. Porque los niños rebosan vitalidad por ser en espíritu libres y altivos; de ahí que quieran las cosas repetidas y sin cambios. Siempre dicen "hazlo otra vez"; y el grande vuelve a hacerlo aproximadamente hasta que se siente morir. Porque la gente grande no es suficientemente fuerte para regocijarse en la monotonía. Pero tal vez Dios sea bastante fuerte para regocijarse en ella. Es posible que Dios diga al sol cada mañana: "hazlo otra vez", y cada noche diga a la luna: "hazlo otra vez”.” Por ello en este año nuevo les deseo a los que están navegando y a los que ya están en tierra que puedan descubrir el asombro de llegar y estar en casa para que de esa manera pueda cada uno ser sorprendido por la Alegría una y otra vez.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Además del error de la octava linea,
hace un tiempo se generó un intercambio de opinion acerca del iniciar algunas palabras con mayuscula. ¿Es necesario que "inglés" incie así en una de las lineas de este post? Empezamos el jardincito con una critica. Feliz nuevo año!

Mary Lennox dijo...

Y sí por que se refiere a un Inglés, y más bien a el Inglés. Chesterton.
Mary

Miguelito dijo...

Estimada Mary:

Gran verdad. Y una vez que uno "llega", descubre que en realidad el viaje acaba de re-comenzar, pues una vez en casa se puede adentrar cada vez más (más arriba y más adentro como dice Jack)

Saludos cordiales

Ruth dijo...

Querida Mary,

tengo una especial fascinación por las puestas de sol y muchas veces, al contemplar el atardecer, he recordado eso: Dios, como un niño exultante de alegría, dirá al astro cuando termine de ocultarse: ¡Otra vez! ¡Cuánto me gusta esa imagen de Chesterton! ¡Qué hermosa es!

Me alegra mucho que hayas abierto las puertas del Jardín al nuevo año.

Cariños,

Ruth

Mary Lennox dijo...

Queridos:
Sí ambas imágenes son unas de mis favoritas,pues nos muestran con simpatica ironia, cual es la Sal de la vida que las sorpresas se pueden encontrar cada día a la vuelta de la esquina y que siempre se puede decir:
¡Otra Vez!
Mary

Ruth dijo...

Cher ami,

no suelo estar de acuerdo con las mayúsculas de Mary, pero, de última, son opinables. En cambio los acentos no lo son: línea, opinión, mayúscula y crítica, lo llevan siempre.

À bientôt!

Ruth