miércoles, 14 de octubre de 2009

La vuelta de los duendes


Hete aquí que volviendo a caminar por el Jardín me encontré que los duendes siguen estando dispersos por el páramo y siguen haciendo sus preguntas a las personas que pasean por allí e intentan cazarlos.
El primero, con acento frances de existencialista Ateo me preguntó:
-Mademoiselle digame ¿para qué estamos en esta vida?, si hete aquí que no somos nada, sino hacemos algo, pues somos nosotros los que nos hacemos. Usted cree que del otro lado del bosque de la vida algo nos espera, y que ese algo llega cuando se termina su tiempo en el bosque, pero yo le digo que lo único que existe es el bosque, es el aquí y ahora y que es su responsabilidad el poder vivir en el bosque de la mejor manera posible. Y que de no hacerlo usted se somete a la angustia de la nausea.

-Estimado Duende, me tratará de engañar diciendo que sólo existe el bosque y que si creo en algo más allá del bosque me impedirá disfrutarlo y pasear por él, pero no se da cuenta de que esto es un páramo y no un bosque, que si no camino con un sentido y una dirección en la vida más fácil es que me quede varada en el medio del camino, que que siga caminando. La vista del más allá no me impide seguir, sino que al contrario me anima a seguir caminando y a no temer a lo que venga después, sino a actuar en consecuencia para ganarlo...

Al decir esto el duende desapareció y proseguí mi camino, ahora con sentido dirigiéndome hacia la parte del Jardín que linda con el bosque, lo que había dicho el duende me llevaba a querer ver el final, algo se escondía allí. Sin embargo antes de entrar en el bosque otro duende se me apareció, con pinta de dandy y seductor me dijo:
-El que tiene el poder en una relación es el que menos depende de ella, al que menos le importa. La vida es una lucha de a uno, no dejes que nadie se acerque demasiado cerca de tu corazón. recuerda, vive la vida de hoy, pero el camino es un camino solitario porque si quieres a alguien a el te atas y no puedes volar. Recuerda que si quieres ver el final del bosque tienes que volar, lo mismo si quieres llegar al cielo, si te atas no puedes volar.
Miré al duende que con tanta seguridad decía esto, sus ojos denotaban una cierta chispa de diversión, que con una sonrisa en la cara de barba puntiaguda parecía un personaje maligno sacado de un comic de Batman.
De nuevo, intentando no demostrarle que sus palabras quizas me habían herido, mirando al cielo y no a sus danzantes ojos, respondí:

-Te equivocas, los afectos no nos atan, sino que son como escaleras, cada persona que entra en nuestra vida, cada amistad (algunas mas especialmente que otras) nos elevan un poco más, ayudan a que, como decía Platón, nos crezcan las alas. Porque cada persona nos revela un poco más de la realidad, porque cada persona es un destello de algunas de las perfecciones de Dios. Cada ser querido que comparte con nosotros el camino nos acerca un poco más al final del bosque.

Seguí y adentrándome en el bosque me rodeo la oscuridad y una voz como la de Gollum decía:
-Sí...precioso sí... apoderemos de las personas absorbamos su maravilloso nectar, cuanto más comamos menos solos estaremos, sí tesoro... comamos hasta el fin de los tiempos, quizas de esa manera podamos tener ojos y logremos salir de esta oscuridad que nos mantiene solos...

Un poco asustada por la voz tan tétrica, respondí:

-Te equivocas, nunca llegaras a tener ojos, ni a tener rostro, si te alimentas de otros, es por tí que tienes que encontrar la salida, pues la única fuente que sacia está al final de la vida. Busca el agua imperecedera, y no aquella que te deja con sed. Busca las perfecciones pero por sobre todo busca la Perfección amorosa que sólo a tí te ha llamado desde el principio de los tiempos.

Al terminar esta frase la imagen del bosque se rompió transformandose en una fuente con agua donde bebían dos ciervas...

7 comentarios:

Natalio Ruiz dijo...

Hermoso Mary!

Si el Athos pasea por el jardín podrá ajustarle un poco una frase (recuerdo el sentido no la literalidad) de un monje que me taladra desde hace un par de meses: todos tenemos un balcón o una ventana a la eternidad dentro.

Y creo que ahí está la cuestión, podemos mirar todo nuestro interior sin la ventana y se verá vacío.

Podemos pensar que entre 1 y 2 no hay nada o podemos pensar que entre 1 y 2 se esconde el infinito....

Respetos meditabundos.

Natalio

Natalio Ruiz dijo...

Y ya que estamos con el 1, el 2 y el infinito, ayer tomando un cognac se me apareció un duende y me dijo:

Si tenemos un conjunto que abarca los números del 1 al 100 entonces el todo son los número del 1 al 100. Pero si la distancia entre el 1 y el 2 es infinito... luego la parte es mayor que el todo.

Estaba por contestarle y me quedé dormido....

Respetos oníricos.

Natalio

Mary Lennox dijo...

¡Jajaja! ¡Uhm yo he tenido esa conversación pero no era con un duende era con Athena! Debido a eso ella me dice que "El todo es mayor que la parte" no es un principio, o que si lo es se debería decir que el el todo es mayor o igual que la parte.
Estaría bueno saber qué dice el Athos de los duendes.
Saludos
Mary

Natalio Ruiz dijo...

Será para discutir con Athena algún día entonces (o charlar si es que estamos todos de acuerdo).

Porque entiendo que, si no es principio es derivación directa en tanto la parte se dice tal con "relación" al todo y si es todo pues entonces no es parte y si no es igual al todo entonces es menor.... Nada es "en sí" parte o todo sino siempre "en relación".

Respetos totales.

Natalio

Daisy dijo...

¡Muy lindo! Me encantan los diálogos sustanciosos.
Y ya que se está armando uno nuevo, entro y planteo: teniendo en mente la cuestión de la analogía del ser, se me ocurre que cada ser contingente y finito tiene dentro de sus límites, en cierta manera, algo casi infinito por cuanto refleja algunos aspectos del Ser Infinitamente Infinito (por decir de algún modo) y simplísimo (o sea sin partes…). Claro que no es el Todo “encerrado”, pero sí una “parte” (es decir aquí, aspecto) del Todo que se refleja en la creatura, aunque más débilmente. En cuanto que es parte y débil es limitado, finito, pero en cuanto que ese reflejo que tiene es reflejo del Infinitamente Infinito… ¿no habrá también alguna participación de la infinitud en las creaturas…? Y, siguiendo con analogías, tal vez los números reflejen eso...
Algo así sucede en la poesía, que habla a su vez de la realidad: “Decía Claudel que (…) hay poesía cuando una figura definida habilita en su fondo lo inagotable.” Tomando esta cita del Athonita, me remito al reciente post en su sala, Natalio, porque allí habla del Todo encerrado en la finitud de la humanidad y escondido a su vez en los estrechos límites de las apariencias del pan y el vino, y sin dejar de ser el Infinitamente Infinito.

Anónimo dijo...

...Curioso blog, Hermana...

Bueno, solo TRES palabras que encierran todos los numeros...


SOLO TODO
AMÉN
TODO SOLO

Como nos prueban esos duendecillos...para que extraigamos eso... de DIOS en nosotros... Su Sabiduría en nuestra profundidad.

Un Abrazo...y felicidades por el Blog!

Buena semana para todos y...también para los duendecillos de jardines, lagos, bosques... y
ciudades...!

Seguiré tu blog...

Carmen
concienciaprimordial.blogspot.com

Mary Lennox dijo...

¡Gracias Carmen sea bienvenida!
Sí ni que lo diga todavía estoy intentando descifrar lo que dicen los duendes y las tentaciones que presentan que para mí son a veces difíciles de responder. Pero en el fondo es lo que usted nos quiso decir.

Dasy: Sí hay una participación (Bendita palabra) de Dios en sus creaturas y ella está en el secreto de su existencia. A eso apuntaba Santo Tomás al decir que no podemos conocer la esencia de una mosca. Hay algo profundo que nos deslumbra en la Realidad y que por ello constituye el Misterio de Dios en ella.
¡Saludos y buena semana a todos!
Mary