martes, 31 de mayo de 2011

El viento sopla donde quiere


El camino empieza a la salida de casa ¿a dónde lleva? ¡¿Quién supiera?! pero el camino empieza y los pies uno a uno hacia Él progresan... El final se vé tan claro como la cúpula de una Basílica a lo lejos. Pero el medio... ¡Ay el medio! ¡Tantas formas de llegar a la bendita Roma!
Se despliega la vela y en la última mirada al puerto se pide a Santa María de los Buenos Aires que ruegue a su Divino Esposo que nos dirija. El viento sopla y con la proa mirando al Este se deja la casa. El pequeño marinero pregunta al viejo Capitán: ¿Hacia dónde nos lleva el viento Señor?
El viejo Capitán con pausada voz y mirada penetrante como el sol, le responde: "El viento sopla donde quiere y oyes su voz, pero no sabes de donde viene ni a donde va" Y a dónde nos lleve este barco ha de andar.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Que hermoso texto para meditar como preparación a Pentecostés!¡Qué importante que es estar siempre atentos a las mociones del Espíritu y ser dóciles y fieles a la gracia! Fidelidad no es inmovilidad, estancamiento o rutina: "Duc in altum". El capitán de un barco no es fiel cuando se queda amarrado al muelle por temor a perder el rumbo, sino cuando sale a navegar, aun a riesgo de perder la nave. El peregrino no es fiel si vuelve a su origen geográfico, sino si continúa caminando hacia la meta, renovando su intención original, aun a riesgo de equivocarse de camino. Y ya sea para nuestra vocación a la santidad como para las diversas vocaciones particulares, esa docilidad al Espíritu nos debería llevar a profundizar ya sea las verdades de la Fe como nuestra propia realidad:“Correré Señor por el camino de tus mandatos cuando me ensanches el corazón”.
En la medida en que vivimos en las profundidades, nos pasa como al mar, que es mucho más estable en el fondo que en la superficie. Quizás el secreto está ahí, en la medida que hay profundidad, hay más estabilidad. Porque en la periferia del mar o en la periferia del hombre estamos expuestos a ser alterados permanentemente, un viento que no sea el que nos compete puede despertar un oleaje, una contrariedad puede despertar todo. Si vivo allí en la superficie seré como un bote, de lo contrario como el submarino, que puede padecer encierro pero no mareo, porque no hay oleaje. Pidámosle a la Virgen, vivir ahí, que creo es otra de las interpretaciones de “guardaba todo en el corazón”. Como dándose cuenta que el lugar desde donde vivir para salir con hondura y majestuosidad, y a donde poner la vida para poder entenderla, es el corazón.
Un saludo afectuoso

Mary Lennox dijo...

Sí Fabian se siente pronto el viento del Espíritu a soplar.
Ayer una alumna me pregunto si el fuego de los Dioses en el cual se bañó Aquiles seguía existiendo, a continuación mejoró la pregunta: ¿Existe un fuego que no te quema y te vuelve inmortal? Mi respuesta fue, sí ese fuego es el Espíritu Santo. La conversación se perdió en el bullicio de la clase, pero a mí me dejó pensando. Claro no en vano la peque se llama Sofia.
Ya está cerca el fuego de Dios el que nos vuelve inmortales tendremos que cuidar de meternos todos enteros y no descuidar el talón.
Saludos aún Pascuales
Mary

Anónimo dijo...

Qué satisfacción debe ser para una profesora tener una alumna como Sofía ! Y qué privilegio para ella y para las que son como ella, tener una profesora que genere ese tipo de preguntas ! Qué el fuego del Espíritu Santo penetre tanto en ellas y en quien las guía, que cuando crezcan no tengan que preocuparse por que el enemigo les asecha el talón. Las sabias respuestas a sus inquietudes de hoy serán el puerto seguro donde mañana decidan anclar, después de haberse bañado en el fuego perenne del Divino Espíritu.
Que María, fuente de la Sabiduría nos bendiga a todos en esta novena!
En Cristo
Fabián

Natalio Ruiz dijo...

Hay un soneto hermoso de Quevedo, qeu si bien habla sobre el amor (quizás justamente por eso) es terríblemente aplicable a la acción del Espíritu Santo:

Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo,
enfermedad que crece si es curada.

Este es el niño Amor, éste es tu abismo.
¡Mirad cual amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!

Respetos soplados.

Natalio

Mary Lennox dijo...

Muchas Gracias Don Natalio!
Aunque tarde Hermoso el poema de Quevedo :D!!
Saludos
Mary