jueves, 22 de mayo de 2008

A Dios por la belleza



El lunes cansada de caminar y deambular por la ciudad, escuchando en su ruido las 100 menaras de cómo hacer las cosas simples complicas, volví a mi querido Jardín y me encontré con una sorpresa, en el esperándome se encontraba una muy querida amiga francesa recién llegada de la ciudad. Al verme cavis baja, con una sonrisa amable y cálida en sus labios me preguntó:
-¿Pequeña que es lo que pasa?
-Nada nuevo querida Simone, no encuentro en tanto sistema la belleza del mundo. Sólo me pierdo entre definiciones de definiciones, términos de términos, que conducen solamente a una x vacía, pero no a lo que realmente importa.-dije ensimismada
Ah! justamente pequeña has dado en la tecla, la belleza.... ¡eso es lo importante!- dijo con una sonrisa tierna en el rostro y una mirada enamorada en los ojos.-Justamente hace un tiempo, antes de que nacieras, paseando por este bello Jardín a la Luz de la primavera, escribí algo que te podría ayudar a levantar el ánimo y la mirada hacia lo que realmente importa.- Y al decir esto último sus bellos ojos marrones se perdieron detrás de sus redondas gafas otra vez en un ensueño amoroso.
Cuando volvió en sí, me entregó un pequeño cuaderno viejo y derruido en el cual leí:
"Y sin embargo en nuestra época(...) la belleza del mundo es casi la única vía por la cual se puede dejar que Dios penetre. (...) El sentimiento de lo bello aunque mutilado deformado y manchado, permanece irreductible, en el corazón del hombre como un móvil poderoso. Está presente en todas las preocupaciones de la vida profana. Si se lograra hacerlo autentico y puro, transportaría en conjunto toda la vida profana a los pies de Dios, haría posible la total encarnación de la fe.
Por otra parte, en general la belleza del mundo es el camino más común, más fácil y más natural. Así como Dios se precipita en toda alma apenas se entreabre para amar y servir a través de ella a los desgraciados, así también se precipita para amar y admirar la belleza sensible de su propia creación.Pero lo contrario es aún más verdadero. La inclinación natural del alma a amar la belleza es el ardid más frecuente que Dios usa para abrirla al soplo de lo alto.Fue el ardid en el que cayó Coré. El perfume del narciso hacía sonreír al cielo entero en lo alto, y la tierra entera, y todo el oleaje del mar. Apenas la pobre muchacha tendió la mano fue aprisionada por la trampa. Cayó en manos del Dios vivo. Cuando salió, había comido el grano de la granada que la ataba para siempre. Ya no era virgen, era la esposa de Dios.
(...) De todas maneras hay que tener fe en que el universo es bello en todos los niveles, y más generalmente en que su plenitud de belleza se encuentra en relación con la estructura corporal y psíquica de cada uno de los seres pensantes que de hecho existen y de todos los seres pensantes posibles. ésta concordancia de una infinidad de bellezas perfectas es lo que constituye el carácter trascendente de la belleza del mundo. No obstante lo que experimentemos de esta belleza ha sido destinado a nuestra sensibilidad humana.
La belleza del mundo es la cooperación de la sabiduría divina en la creación. "Zeus ha terminado todas las cosas-dice un verso órfico-, y Baco les ha dado remate". Este dar remate es la creación de la belleza. Dios ha creado el universo, y su Hijo, nuestro hermano primogénito, ha creado su belleza para nosotros. La belleza del mundo es la sonrisa de ternura de Cristo para nosotros a través de la materia. Está realmente presente en la belleza universal. El amor a esta belleza procede de Dios, que ha descendido en nuestra alma y va hacia Dios presente en el universo. Es también como un sacramento."




1 comentario:

Mary Lennox dijo...

El extracto es de:
Simone Weil "Espera de Dios" Editorial Sudamericana Buenos Aires 1954 pp. 111-114.
En el apartado: Formas de Amor implicito a Dios : Amor al orden del mundo.
La referencia a Coré, es la referencia al Rapto de Perséfone por Hades en la Mitología griega. Para más info ver :
http://es.wikipedia.org/wiki/Core