lunes, 30 de marzo de 2009

Acerca de la Luz participada que hace brillar a las Estrellas


Hace casi dos años mientras iba caminando con Ruth por el dique, una hermosa tarde de primavera, empezamos a hablar acerca de la Luz participada que hace brillar a las estrellas; ahora a la distancia, confirmo parte de aquella dulce reflexión; es el combustible de los afectos lo que hace brillar a las estrellas, es el amor lo que permite que la Luz divina prenda en el corazón. Y ¿cómo hace eso? a través de los distintos colores que cada afecto nos participa en su luz. La imagen es parecida a la de la Teofanía de Dionisio y a la del Jardín de Teresita, con un pequeño agregado y este es que entre las flores y las luces nos cantamos unas a otras y de cara hacia Dios sus glorias y alabanzas. Es así que la Luz participada a las pequeñas lucecitas se expande, dándoles a cada una un color diferente que admirar y alabar, un aspecto diferente que reflejar y transmitir a sus compañeras. Por eso, es tan importante la amistad, por eso es tan importante los afectos por eso es tan importante la familia. Si bien, es a cada uno en particular que se le confió ese aspecto de la realidad, es a cada uno que se le confió la misión de transmitirlo y pasárselo a los demás. Sin esa transmisión, nuestras vivencias serían nulas, sin ese reflejo nuestra vida quedaría sin brillo.


17 comentarios:

Mary Lennox dijo...

Invito al que quiera a continuar mi reflexión, pues aquí las palabras me faltan, lejos me encuentro, y me doy cuenta que son las personas, nuestros afectos las que nos pueden llevar a cantar bajo la lluvia o a llorar bajo el sol, a disfrutar el mas bello atardecer, o aborrecer la mas hermosa ciudad. Pero viendo todo esto aún me falta una nota en la melodía de la canción, veo que estoy tocando siempre el plural y me falta el singular, toco con rasgueo y me falta el dulce punteo, que forma los bonitos arpegios ¿Quién me podrá ayudar en mis reflexiones?

Milkus Maximus dijo...

Sí, es cierto, le falta una pequeña vuelta de tuerca, obvia, casi de perogrullo, pero ya que Ud. invita, me animo a manifestar lo obvio.

Los afectos, como bien Ud. sugiere, son de algún modo, un reflejo de aquel afecto mayor, el amor con que Dios nos ama a todos y a cada uno. También es cierto que la participación en ese amor no es gratuíta: la mayor o menor docilidad a la gracia, nos abre en mayor o menor medida a que el amor que habita en nosotros sea el Amor con mayúsculas.

Pero, también es cierto (y aquí hablo de un modo púramente analógico) que algunos efectos del amor sobre nosotros, nos pasan noticia de cómo "afectan" (si algo así pudiese pasar) también a Dios.

Es uno de los secretos de los grandes santos, los que han sido amigos de Dios de modo intenso y absoluto: las debilidades de Dios, las del amor, son algunas de las puertas de entrada que tenemos a su misterio, a su compañía.

Basta ver los efectos duales que los afectos tienen sobre nosotros: es el amor el que nos hace fuertes, y terriblemente vulnerables; es el amor el que nos hace decididos, y también el que nos tortura con dudas antes de dar un paso; es el amor el que nos abre al prójimo, pero también el que nos invita a la guarda del corazón frente a afectos peligrosos o superficiales.

Creo que apelando a algunas de estas "debilidades" es como algunos santos han luchado con Dios, al modo de Jacob.
Pero también creo que razonando a la inversa, o sea, respecto de nuestra relación de amor con Dios, es como logramos curar nuestros afectos y nuestras relaciones con los otros.

Nuestras experiencias humanas, condicionan nuestra relación con Dios; y nuestra experiencia con Dios, es la que amplía nuestro corazón (o debería) al la medida del de Cristo Jesús.

Sé que con lo apuntado no estoy descubriendo el agua caliente, pero, como suele pasar con los comentarios, es sólo un comentario.

Natalio Ruiz dijo...

Qué comentaristas de lujo tiene aquí Mary!

Un comentario, más metafórico que riguroso, retomando nuestras conversaciones sobre necesidades de necesidades.

Hegel dice que si sólo hay luz no se puede ver como si hay sólo oscuridad tampoco.

Creo que hay también allí un camino para pensar.

Un poco de oscuridad (necesidades, dolor, sufrimiento, etc.) facilitan la recepción y la percepción de la luz.

Digo, comentando lo comentado a partir del comentario.

Respetos.

Natalio

Ruth dijo...

Querida Mary, creo que es un buen inicio darse cuenta de que algo no va si aborrecemos la más hermosa ciudad sólo por una cuestión afectiva. Pero claro, es sólo el inico y hace falta seguir adelante...

Estimado Milkus, antes de objetar inútilmente, prefiero pedirle si puede explicar a qué se refiere cuando dice que "la participación en ese amor no es gratuita". ¿Qué amor? ¿En qué sentido no es gratuita?

Natalio Ruiz dijo...

Agua mama que se nos quema el rancho! Suerte Milkus, le entraron en el área chica con serio peligro de gol.

Hoy me acordé de uds. al escuchar la 2da lectura del Domingo de Ramos, de mi comentario y de Hegel (al cual este texto le volaba la cabeza): Cristo (suma Luz) se anonadó a Sí mismo (se oscureció) para hacerse asimilable por el hombre.

Respetos.

Natalio

Mary Lennox dijo...

Queridos todos:
¡Yo buscaba un contrapunto y salieron de mi canción muchas otras diferentes melodías!
Natalio, si tuviera conmigo mí “Tratado de la desesperación” desbancaría con una cita de Kirk al respecto de Hegel y la Encarnación, pero como no lo tengo trataré de responder yo. Sí, necesitamos luces y sombras ya que nuestros ojos de creaturas (adiritura caídas) no pueden ver de lleno el sol, es así que tenemos en la vida, gozo, dolor y gloria, así nuestro camino se asemeja al calvario, pero esto no se da por una necesidad de Dios, sino por una necesidad nuestra, comprendida en el Amor providente de Dios, un amor que mira a cada individuo en particular y a toda la humanidad, cosa que Don Federico no comprendió, por lo cual tampoco comprendía la Encarnación.
Milkus coincido con usted, aunque esa no era exactamente la nota que buscaba, sin embargo, dejo que usted conteste la pregunta de Ruth. A ver si entendí bien lo que quiso decir.
Ruth:
Hermana, cantó un poeta contemporáneo a Venecia:
"Que profunda emoción recordar el ayer
cuando todo en Venecia me hablaba de amor,
ante mi soledad en el atardecer
tu lejano recuerdo me viene a buscar
que callada quietud que tristeza sin fin
que distinta Venecia si me faltas tu (...)
Que tristeza hay en ti no pareces Igual,
eres otra Venecia más fría y más gris"
Lo que a mi me llama la atención es ese lamento del Poeta, ve a Venecia y sin embargo es otra, no es la misma que cuando su amor florecía, ¿qué sucedió?, ¿Acaso Venecia dejo de ser bella en sí? No Venecia sigue siendo bella, La cuestión es otra, de alguna manera nuestra alma, está hecha para que podamos, no sólo conocer las cosas racionalmente, sino también afectivamente, y es esa dimensión afectiva de la belleza de aquella ciudad, la que incluye a los otros, que se ha transformado en tristeza para aquellos ojos, porque con quien la compartía ya no está más. Mi reflexión iba de la mano a esto; el afecto (sea humano o Divino) el amor mejor expresado, es lo que le pone sentido a la vida, es lo que le pone por así decir la sal que a vos te gusta tanto. La diferencia es que las personas creadas le ponen un pequeño sentido y Dios le da plenamente todo el sentido, la belleza de cualquier ciudad palidece si no lo tiene a Él, pero así en menor grado la belleza de una ciudad nos puede palidecer sino están las personas amadas, o si por alguna razón, no se puede compartir con ellas las cosas vividas y vistas. Cuando escribí ésta reflexión, no la pude concluir puesto que me falta la dimensión personal, singular, de la misma, que de a poco empiezo a comprender, no era el problema el apreciar la belleza de las cosas, no era eso lo que me preguntaba, sino que me preguntaba ¿Cuánta es la incidencia de los afectos en nuestra mirada? ¿Hay algún secreto importante escondido en el compartir? ¿Todo se comparte? ¿Cuál es la dimensión personal y cuál es la de la amistad? ¿Cómo es que nos enriquecemos más al compartir el pedacito de Jardín que contemplamos, que cuando escondemos nuestra luz debajo de la mesa?
En fin eso era to era to era todo amiga.
Besos
A todos
Mary

Ruth dijo...

Querida Mary, decís estar buscando respuesta, pero parece que más bien querés darla...

Hablaste de la relación que existe entre los afectos y una tercera cosa (bella o fea). Es obvio que te referís a un aspecto negativo de la pluralidad, dado que decís que falta lo singular. Me limité a decirte que es un buen inicio para llegar a la singularidad -sin negar el plural-, darse cuenta de la situación. Hay que encontrar el equilibrio de singular y plural, de ser uno mismo y valorar la amistad.

En otro contexto, no creo que sea malo o negativo o desequilibrado, ver distinta una ciudad bellísima por el vacío que deja una persona. Como es el ejemplo de tu segundo comentario.

Y de las preguntas que hacés en el segundo comentario te respondo dos. Una es un no rotundo: todo no se comparte. La otra la dejo para otro día, porque ya es demasiado largo el comentario.

Ruth dijo...

A mi primer párrafo le falta algo importante: dos puntos y un paréntesis, o sea una sonrisa :)

Milkus Maximus dijo...

Ante todo tengo que aclarar que seguramente la elección de las palabras que usé no parece ser la más afortunada, estimada Ruth.

En vez de "la participación en ese amor no es gratuíta", debí haber puesto que "el grado de participación en ese amor no es absolutamente gratuito", o palabras parecidas, queriendo señalar con esto que esta participación no está dada así nomás y listo. El grado de participación depende de la docilidad de cada uno a la gracia, en principio; y también de la infinita libertad que Dios tiene de hacernos participar de sí mismo con mayor o menor plenitud.

Si tratando de aclarar obscurecí, cito a mi favor un estado gripal en pleno apogeo.

Aprovecho para desear unas muy felices Pascuas de Resurrección a todos Uds. Y que la Infinita Alegría nos acompañe siempre.

Mary Lennox dijo...

Querida Ruth:
Menos mal la sonrisa ya se me estaba escapando la lagrima, sobretodo en medio de un terremoto las sonrisas son importantes.
Ahora bien, no se porque hablas de cambiar contexto cuando por lo menos concientemente no lo cambié.
Lo único que puedo decir es que es cierto, hay que encontrar un equilibrio, entre la singularidad y la pluralidad, sino a uno le sucede lo que le sucedió a Orual en "Mientras no tengamos rostro". Cierto también que no todo se comparte, pero hay cosas que son más lindas si se comparten como las fotos que te mandé. Y sobre este último hecho era que yo quería reflexionar, porque el hecho de compartir, el hecho de la amistad agrega algo más a la percepción de nuestro mundo. El hecho de ver el lugar donde estoy primero sola y disfrutarlo y luego verlo acompañada y disfrutarlo un poco más, me hizo darme cuenta de ello. Pero a la vez me dí cuenta que otra vez me estaba faltando el secreto de la soledad. Quizás eso fue lo que supiste leer entre líneas. En fin falta la última rta.
Saludos y Feliz y santa Pascua a todos.
Mary
P.D.: Dar la rta no era mi intención :-p
P.D.: Milkus que se mejore! y gracias!

Ruth dijo...

Estimado Milkus, su gripe no lo llevó a oscurecer; aclaró perfectamente y me abstengo de objetar. De todos modos, ¡que se mejore pronto!

Ruth dijo...

Querida Mary, ¡nos cruzamos con los comentarios!

No leí nada entre líneas, leí lo que pusiste: "veo que estoy tocando siempre el plural y me falta el singular, toco con rasgueo y me falta el dulce punteo". Y, como no podía ayudarte con tus reflexiones, comenté que me parecía un buen punto comenzar así.

Sugerencia: ¿por qué no hacés un post sobre ese tema? Profundizando cuánto añade la amistad a la propia percepción del mundo. Tal vez empezar por lo más conocido puede llevar tus reflexiones a lo desconocido... :)

Eh... ¿qué le pasó a Orual? Es humillante preguntártelo porque amo el libro que me regalaste y es mi preferido de Lewis, pero no sé a qué te referís en concreto.

Ruth dijo...

Milkus, se me ocurrió que se puede decir que la gratuidad de la participación no anula la libertad de recibirla. Porque la participación en sí es gratuita cien por ciento.

Anónimo dijo...

Mary:
aunque me perdí un poco con los comentarios (tal vez un poco de sueño...), sí quisiera plantear una cuestión en base a un aspecto de ellos: la soledad tan necesaria (no hay duda) a la que vos y Ruth se refieren ¿es soledad absoluta? Derisi, en un texto que tuve que leer, plantea algo así. Si me hago un tiempito puedo buscarlo y presentar lo que dice, precisamente de este aspecto de soledad y compañía. En fin, adelanto mi respuesta: una soledad absoluta es la de los condenados del infierno; la soledad, si es buena, es en realidad soledad del mundo pero compañía de Dios. Él nos la conceda, y no lo impida nuestro no estar dispuestos. Sin embargo...se me plantea una cosa: ¿la soledad del Huerto de los Olivos y la de la Cruz...? Ciertamente hay gran diferencia entre la soledad de los condenados y ésta, pero ¿cuál es? (Pensé dar una respuesta, pero termino con una pregunta...).
Dasy

Mary Lennox dijo...

Querida Amiga ¡no puedo Creer que te hayas perdido el Elefante a Plena Luz del día! hasta si mal no recuerdo me corregiste un tp de Ética que trataba de aquello... :-p, aunque ese tp...
Lo que sucede a Orual es que, al no saber ser ella misma, no puede amar ordenadamente al resto, por ello en un momento se compara con una araña gorda: “Gloma era un telaraña; yo la gorda araña, instalada en el medio, que se atiborraba de vidas que a los hombres robaba” (p.270). No puede estar con ella misma, porque no tiene rostro y al no tener rostro busca atiborrarse del rostro, de la sangre de los demás, y es así que sedienta sin ser ella misma no puede presentarse ante lo único que le puede dar rostro que es Dios, o los dioses en el caso del libro. Por eso cuando en tu comentario hablaste del balance entre ser uno mismo y la amistad pensé en Orual y Psique.
Creo que el post puede ser quizás después de Pascua, desde ya adelanto que va a empezar con la pregunta de Dasy.
Cariños a todos y Feliz pascua de Resurrección
Mary

Alicia dijo...

La luz de la cual participan las estrellas, me hace acordar la Luz de la cual participan las criaturas,es decir, que siendo la Luz el conjunto de las Perfecciones infinitas, éstas se manifiestan en las criaturas en mayor o menor medida, y así, el hombre, al contemplar y alabar las Perfecciones que se reflejan (en mayor o menor medida, claro está)en éstas, da Gloria a Dios, y Él, para recibir esta Gloria exterior, ha creado al hombre.

Mary Lennox dijo...

Hola Alicia y bienvenida al Jardín:
Desde ya que es así muy parecído a la idea de Teofanía de la creación que tenía el Pseudo Dionisio Aeropagita.
Saludos
Mary